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¿Por qué el spin-off de Sheldon Cooper es una pésima idea?

El 10 de noviembre se confirmó una noticia que de momento generó emoción, pero que luego con la rapidez de un pensamiento, esa alegría se convirtió en decepción. Warner Bros y Chuck Lorre, creador de The Big Bang Theory, anunciaron un proyecto en paralelo de la exitosa serie de comedia. Sheldon Cooper, en una versión adolescente, joven e incómoda sería el protagonista de un producción. Un Spin-Off al rededor de su personaje.

La idea resulta interesante, porque nos trasladaremos hacia la adolescencia de Sheldon Cooper y reviviremos junto a el los incómodos pasajes de una adolescencia. Seguro veremos temas como el bullying, lucha entre la fe católica de su madre y el entender científico del personaje. Quizás alguna aparición de su padre y por supuesto una recreación de la tortuosa relación con su hermana. Pero…

¿Es necesaria una serie de televisión de este estilo? Seguramente, NO. Y las razones son las siguientes:

Sin Jim Parson en pantalla nada será igual

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La carrera artística de Jim Parson gira en torno a un solo personaje. Sheldon Cooper es un protagonista al que el actor supo darle una identidad e imagen única. Los guionistas de The Big Bang Theory ayudan a que su personalidad pueda brillar en cada capítulo, sin embargo, ¿imaginan a otro actor, indistintamente de su edad, interpretando al meticuloso y maniático físico? Honestamente, no.

Así como Andrew Lincoln es Rick Grimes, Neil Patrick Harris es Barney Stinson, Kevin Spacey es FranK Underwood y Millie Bobby Brown es Eleven, Jim Parson es Sheldon Cooper. En este sentido, realizar un casting para seleccionar a un actor de rasgos físicos similares y más jóvenes que los de Jim Parson será un pérdida de tiempo.

Solo tendremos un intérprete que repetirá algunas frases utilizadas por el conocido personaje gracias a la habilidad de los guionistas, pero la esencia de su figura estará ausente. El resultado final será incomodo e intermitente.

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El público está acostumbrado a un rostro y figura ya conocida, cambiar o alterar esa imagen, es el primer error de este Spin-Off, porque el talento de Jim Parson es lo que ha conseguido que Sheldon sobresalga y consiguiese el cariño de millones. Si no vas a utilizar a tu máxima estrella para liderar un show alrededor de su persona, ¿para qué hacer una serie sobre él?

Una de las razones que se me ocurren es conseguir un ingreso extra que permita aligerar el desembolso de los salarios que el trío co-protagónico de The Big Bang Theory sostiene. Tanto Jim Pason como Johnny Galecki y Kaley Cuoco cobran la exhorbitante cantidad de $1 millón por episodio.  En una serie que cuenta con un mínimo de 23 capítulos por temporada, el gasto de producción sería un estimado de $ 69 millones, solo en la liquidez de 3 actores.

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Claro está, las ganancias anuales que recibe el programa de TV permite este tipo de «lujos» de inversión. Sin embargo, a los empresarios no les gusta perder y quieren exprimir el sustancioso fruto que permite el grupo de nerds más querido de la televisión hasta al máximo. Buscan con este spin-off extraer ese último suspiro económico, la agonizante gota que desborde el vaso antes del fin a la serie.

Joey como precedente

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Este tipo de iniciativas para extender un programa de televisión alrededor de una figura muy querida del programa no es algo novedoso, ni tampoco un reinvento por parte de los productores de Warner Bros. Ellos más que nadie conocen el fallido precedente que tuvieron con el fracaso de Joey, un Spin-Off que tuvo dos fugaces y malogradas temporadas.

A diferencia del Spin-Off sobre Sheldon Cooper, la directiva de Warner Bros desarrolló un show con Matt LeBlanc, interpretando de nuevo al carismático y ocurrente Joey Tribianni. Apostaron por la nostalgia del fin de una maravillosa etapa televisiva como Friends.

Pero ese efecto emocional se fue diluyendo con el transcurrir de los episodios, ese cariño hacia la figura de Joey fue esfumándose con la continua ausencia y disminución en los números de audiencia de un público que entendió que debían olvidar el programa que tantas cargadas le regaló. Y si en un futuro el show de los grandes amigos regresara que sea en la tan anhelada reunión del cast original.

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Los productores y directores de los programas que marcan época en la TV deben cerrar ciclos con el éxito alcanzado. No extender o exprimir al máximo una producción que no consiguieron desarrollar mejores sub-tramas para extenderla un temporada más.

El público ha evolucionado, estamos en la época dorada de la televisión y el espectador ya sabe reconocer cuando un programa no satisface su gusto artístico.

Los directivos de Warner Bros deben recordar el fallido intento de Joey como serie y no convertirse en AMC, que busca mantener vivo el proyecto de The Walking Dead con el innecesario Spin-Off de Fear The Walking Dead.

Es preferible que The Big Bang Theory se despida por todo lo alto y mantenga a ese grupo  fanáticos que le permitió lograr el estatus de serie o programa de culto, a desarrollar un show que inicie la decepción hacia la producción.

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